«El Niño ha de ser recibido con respeto, educado con amor y puesto en la vida en libertad» (Rudolf Steiner)
Nosotros
El colegio de La Aldea se crea a partir de la necesidad de continuar con un proyecto pedagógico que se inicia en el jardín “aldea de niños”.
Somos un grupo de profesionales que nos unimos para brindar a cada niño una mirada en su individualidad y a la comunidad un espacio de respeto y de amor hacia el proceso educativo. Estamos convencidos que el compromiso y el trabajo en equipo para un bien común hace la diferencia, y el transitar la escuela primaria se transforma de esta manera en conocimientos que dejan una impronta para toda la vida; ofreciendo un servicio especializado, para un crecimiento armónico, pleno e integral.
Nuestra propuesta
La finalidad de la escuela primaria hoy en día es la enseñanza y la construcción de saberes socialmente productivos.
Saberes que crean y recrean un tejido social que sean útiles al conjunto de la sociedad. Para ello nos propusimos una Educación sustentable la misma se refiere a replantear valores, actitudes, conocimientos, motivación y deseo individual y colectivo en busca de una nueva forma de entender el mundo, de actuar y de pensar.
En «El colegio de la Aldea» queremos brindarles un espacio que genere un entusiasmo genuino por aprender, que evoque gratitud hacia la vida, las personas y nuestra Tierra.
MISIÓN
Por una parte el niño desarrolla una nueva y activa vida de imaginación, al mismo tiempo que una mayor disposición para el aprendizaje en sentido formal. Experimenta y expresa la vida por medio de sentimientos más definidos. A medida que evoluciona durante estos años del segundo septenio, también comienza a desarrollar una aptitud para pensar consecuentemente. Esta etapa ha de ser manejada con sumo cuidado, dado que aunque esta nueva aptitud necesita ser estimulada, la característica esencial del niño sigue siendo su universo imaginativo.
Las exigencias relativas a los contenidos de enseñanza de las diferentes materias han de supeditarse pues, a las peculiaridades de cada edad y así satisfacer las exigencias de la realidad en que vivimos.
El arte de enseñar supone guiar a los niños a un estado de receptividad a través del cual puedan hacer descubrimientos que queden como experiencias profundas. El trabajo de clase puede tener éxito solo en un contacto directo entre el profesor y el alumno, ya que el aprendizaje debe verse como un proceso integral y vivo, no un producto abstracto; aquí el arte no significa un curso específico, sino un proceso activo conjunto entre el conocimiento y la acción.
En la metodología de la Aldea no existe diferencia entre los sexos: cantar, ejecutar piezas musicales, hacer teatro, trabajos manuales, jardinería o cursos técnicos se practican tanto por niños como por niñas, ya que la práctica de estas actividades no se refiere a su valor artístico, sino a construir puentes hacia el conocimiento mediante experiencias llenas de vida.